Mucha gente cree que un fichero RAW es el equivalente al negativo digital, y si bien es la equivalencia más cercana, no es una relación de identidad. Para los que no estén muy versados en el tema de la fotografía digital, un fichero o foto en ‘RAW’ consiste en la información proviniente del sensor directamente, sin procesados posteriores. Algunas compactas de gama alta y todas las réflex poseen este tipo de formato, ya que permite ciertos lujos como elegir a posteriori el balance de blancos, modificar (dentro de unos límites) la exposición, etc… Pero en algunas ocasiones el RAW deja de estar ‘crudo’…
Pero, ¿dónde ponemos el límite a la crudeza del RAW? ¿Y qué implicaciones de autoría legal tiene? Pues veamos cómo ambos temas son bastante controvertidos.
Cuando Sony sacó su A700, media comunidad fotográfica se le echó al cuello porque sus ficheros RAW tenían aplicada reducción de ruido. Esto limitaba el posterior procesado de la imagen, ya que habían ciertas decisiones sobre la imagen final tomadas de antemano, que radicalmente en contra de la filosofía del RAW. Pero, ¿hasta qué punto hizo Sony mal? Por las características de la captura de imagen digital, el lugar más efectivo para realizar una reducción de ruido es a la altura del sensor, es decir, en los datos RAW. Esto no sólo lo sabía Sony, sino otras como la mismísima Canon. Desde tiempos inmemoriales, las reflex de Canon aplican reducción de ruido en el sensor, dotando a sus imágenes de la llamada «apariencia Canon», que para algunos puede resultar excesivamente suave. Sony quiso andar por ese camino, pero se le fue la mano con una reducción de ruido excesiva (a la vez que poco efectiva) y fue acusada. Tiempo (y bastante) después, Sony decidió implementar por firmware la opción para eliminar toda reducción de ruido, para muchos enmendando su pecado. Pero su pecado no era único de Sony. El error que cometió fue abanderar su reducción de ruido en sus campañas de marketing, y estar un poco ciega con los resultados, que no estaban al nivel.
La cuestión es que de un tiempo a esta parte, los ficheros RAW son de todo menos datos crudos, y todas las marcas someten a procesados más (Canon) o menos (Sony) acertados a la salida del sensor. Y quizá sea una buena idea, porque sigue siendo el mejor lugar para aplicar algunos procesados. Mi reconocimiento a Sony por haber escuchado a sus clientes, sería la moraleja de la historia.
Otro tema más espinoso aún es la autoría de una foto. Muchas personas creen que por aportar el fichero RAW, tienen la prueba de autoría de una foto. Y nada más lejos de la realidad. Un fichero RAW al fin y al cabo es un fichero de datos, y por ende, modificable. Cierto que un negativo digital tampoco es la ultimísima prueba de autoría de una foto, puesto que se pueden hacer copias, pero es que en digital es extremadamente sencillo el procedimiento. Para demostrar este hecho, hemos realizado en los foros de ojodigital un experimento y demostración de nuestros avances como grupo de programación de perfectRAW: escogimos una foto de uno de nosotros y con cuatro líneas de código generamos un DNG revelable que emulaba ser el original, simulando un plagio sobre dicha foto. Obviamente el engaño se mantenía poco: la resolución de la imagen y los datos exif delataban rápidamente el asunto. Aún así, en el foro corrieron ríos de tinta (digital), pero la conclusión es que con cuidado, se puede construir un raw practicamente perfecto, ya que si sabes leerlo (con una librería como el magnífico dcraw de Coffin), no es muy complicado hacer el proceso inverso y escribirlo. Así que sería cuestión de tiempo poder escribir un NEF, CR2, ARW… Y hacerlo de manera que fuera prácticamente indistingible del original.
Así que segunda moraleja, no te fies del RAW, porque hoy en día ya no tiene la última palabra.
Próximamente, información sobre los progresos de perfectRAW! 😀
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